El arte de cocinar
- cse servicios especiales
- 17 oct 2020
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 16 jun 2022
Hablar de comida, en tiempos, donde casi cerca de 800 millones de personas con hambre en el mundo, son testigos todos sus días, se acuestan sin un bocado y cuando despiertan, el hambre sigue allí, a su lado. Entre estos 800 millones de personas, hay 300 que son menores de edad.
Sentarnos en la mesa con nuestros amigos o familiares, o a hablar de temas cotidianos, desde luego disfrutando un plato de comida, por ejemplo, en lo personal me encantan los postres acompañado de una taza de café, o (tinto) – Es un placer sentirse feliz y lleno.
Sin embargo, nuestros alimentos tienen un carácter que termina contaminando no solo suelos y aguas, a mayor escala de productividad mayor será la necesidad de acabar con suelos para el cultivo de nuestras comidas, es decir, cada vez mas se cosecharan siembras de cultivos como son el maíz o la soja, para alimento de animales, y posterior a eso, para el consumo de carne de nosotros los humanos.

La deficiente alimentación en estos colectivos se convierte en una carga que, poco a poco, les va lastrando a la hora de acceder a otros derechos. Con una mala alimentación la salud empeora, se rinde menos en la escuela, en el trabajo, las embarazadas tienen mayores riesgos. No es difícil entender que para los casi 1.000 millones de personas que viven (o mejor dicho, intentan sobrevivir) con menos de 1,25 dólares al día, el hecho de conseguir alimentos suficientes para alimentarse sea muy complicado. No tienen acceso a los alimentos porque les es imposible adquirirlos en unos mercados agrícolas. Estos, cada vez están más diseñados para la exportación de alimentos que para el consumo local (y a precios locales).
La infancia y las personas con mayor edad son quienes sufren las peores consecuencias, con el cambio climático, cada vez es mayor el número de personas que deben desplazarse de sus lugares de origen, porque la tierra en donde siempre han vivido se ha convertido en estéril. Con la escasez de agua, cada vez es más visible y la desertificación avanza expulsando a las poblaciones. Naciones Unidas señala que hay ya alrededor de 250 millones de personas afectadas por este fenómeno, hablando ya de la existencia de refugiados climáticos, como si fuese poco con la escasez de tierra fértil, también hace que exista mucha mayor competencia por ella, siendo las grandes empresas agroalimentarias las que tienen mayores opciones de acaparar la tierra y producir alimentos, orientados al mercado internacional, por otro lado, existen grandes extensiones de tierra dedicadas a monocultivos que no van a parar al mercado de los alimentos, sino al de los combustibles o al de la madera. El uso inadecuado de la tierra, la sobreexplotación, la deforestación, el pastoreo intensivo y el desperdicio del agua, son malas prácticas que afectan directamente al clima y que inciden directamente en el hambre en el mundo.
Con los conflictos y los desplazamientos, sucede lo mismo, ya que estas guerras, son las que producen enormes desplazamientos de población. A diario vemos y oímos en las noticias que miles de personas huyen de estas situaciones: viven su particular “OperaciónSalida”.
En las guerras se produce, el abandono de la producción agrícola, la confiscación de tierras, la destrucción de los almacenes, la contaminación de los pozos, se bloquean las redes de comunicación y se utiliza el hambre como arma de guerra.
El agua es un recurso natural muy importante en la naturaleza, Si no fuera por el agua no existiría la vida en la Tierra. De allí todas las formas de vida en la Tierra, dependen del agua. Cada ser humano necesita diariamente varios litros de agua dulce potable para vivir. El agua dulce es muy preciada, alrededor del 97% del agua de nuestro planeta es salada y por tanto no es apta para el consumo humano. Sorprendentemente, las tres cuartas partes del agua dulce de la Tierra están retenidas en los glaciares y los casquetes polares del hielo, de manera que los lagos y los ríos, principales fuentes de agua de consumo de nuestra sociedad, tan sólo constituyen un 0,01 % del recurso hídrico de nuestro planeta.
Existe en forma de vapor, en líquido, en nieve, en fin, un compuesto simple pero versátil, dos compuestos de hidrogeno, y un átomo de oxígeno, entonces comprender el ciclo del agua es “la base de la vida” pero también es el recurso natural más desperdiciado, este recurso lo utilizan para diferentes tipos de sectores industriales, como la construcción, la minería, el lavado de vehículos, la agricultura a gran escala, la cría de animales etc.
Continuando con las causas del hambre en el mundo, hablamos de la agricultura y del desperdicio alimentario, una de las mayores preocupaciones en la actualidad en los países más desarrollados, son primero, el olvido de la agricultura.
La mayoría de las personas que padecen hambre en el mundo son, paradójicamente, pequeños agricultores, ganaderos, pescadores o personas, que viven de la explotación de los recursos naturales para su subsistencia. Sin embargo, la escasa inversión que hacen los gobiernos para apoyar a este tipo de agricultura local que debe de pensar primero en producir alimentos para el consumo local y después, orientarse a la comercialización en los mercados nacionales e internacionales. Es una de las causas de la escasez de alimentos en las zonas rurales.
Los mercados internacionales de alimentos dirigen toda la producción mundial y sucede, en demasiadas ocasiones, que los propios consumidores locales no pueden adquirir los alimentos que se producen en su región, porque son exportados y por tanto, son a precios inasumibles por los poblaciones más vulnerables. La falta de infraestructuras y la dificultad de adquirir semillas, a bajo costo, tierras o agua son el resto de factores de esta ecuación, que hace que el olvido de la agricultura local sea otra de las razones del hambre en el mundo.
Con las materias primas y los alimentos, sucede lo mismo, ellos son también activos financieros internacionales. La crisis financiera de los últimos años desvió gran parte de los flujos de capital al mercado internacional de los alimentos.
Asi que entender que los alimentos básicos y el grano como un bien, sobre el que poder especular hace que se produzcan, en un mercado muy poco regulado por los gobiernos. Las compras a cosechas futuras no tienen por objeto asegurar el precio del producto, de los agricultores ante las malas cosechas, sino el de acaparar activos para especular sobre ellos. Esto acaba afectando a la inestabilidad del precio de los alimentos, cuyos principales afectados como siempre son los "pobres".
El tercer problema sucede con los desperdicios de alimentos, un tercio de ellos, que se producen acaban en la basura. Es otra de las paradojas del hambre en el mundo y de la mala distribución del mercado de los alimentos. Este desperdicio de comida produce 3.300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, una huella de carbono solo un poco menor que la que producen países como Estados Unidos o China.
A estos problemas ya mencionados, se les suma los empaques en que vienen la mayoría de los alimentos, toneladas de plásticos e “icopor”- Se producen en Colombia, y aun faltan manos para reciclar estos “empaques” ya que el kilo con que comercializan, los recicladores el plástico, en la mayoría de los casos, este se compra a 200 pesos colombianos el kilo, entonces decir (muchas empresas) - que somos “autosostenibles” es muy irrisorio, cuando diariamente se producen, millones de estos plásticos catalogados como de un solo uso, un ejemplo de ello son las bolsas, los rollos de embalaje, películas extensibles y de burbujas, envases de alimentos, vasos desechables, platos, bandejas, botellas de agua y bebidas hidratantes, envoltorios de comida, tapas, cubiertos, pitillos, mezcladores, copitos etc.
Según datos de la Superintendencia de Servicios Públicos (2017) (en adelante, SSP) en Colombia se generaron 10.3 millones de toneladas de residuos sólidos (SSP, 2018). En promedio, Colombia dispuso alrededor de 30.081 Ton/día de residuos sólidos. La cifra promedio de generación de residuos sólidos en un hogar colombiano es de 4.3 Kg/día (DANE, 2018). Aterrizando lo anterior, cabe mencionar y revisar las implicaciones de la generación de residuos en las principales ciudades. En el año 2017 la generación de residuos en Bogotá fue de 2.2 millones de toneladas, lo equivalente al 21% del total de lo dispuesto en el país; por su parte Cali, Medellín, Barranquilla generaron en promedio 657 mil toneladas de residuos en el mismo periodo de tiempo y ciudades como Cartagena, Bucaramanga, Santa Marta y Pasto generaron en promedio 200 mil toneladas (SSP, 2018). – fuente Greenpeace ( informe_plasticos_colombia 2018).
En la actualidad, el concepto de lo desechable y la cultura del usar y tirar está arraigada en la sociedad. Este comportamiento va en contravía de la lógica de un planeta con recursos finitos. El consumo desmedido de plásticos, nuestra generación cada vez, va en aumento de residuos, la mala disposición y el incremento en el costo de gestión de los mismos, son indicadores de que el consumismo es insostenible para la salud del planeta y de las personas (Cahn, 2004).
Los ciudadanos como usuarios finales tienen muchas oportunidades, para transformar los estilos de vida en desenvolvimientos prácticos más sostenibles para ayudar a reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) - relacionadas con el consumo de plásticos y la demanda del material. En resumen, se trata de convertir a los consumidores en agentes de cambio y punto de referencia para generar una revolución de lo reducible, reusable y reciclable. Todos estos cambios pueden ser posibles, entre otras razones, por la implementación de políticas de prohibición de plásticos y cambios en los hábitos de consumo de los consumidores.
Entonces cada vez que preparemos un plato, o comamos de ello, con una variedad de platos que existe en nuestra gastronomía, pensemos que nuestras comidas hay variedades de químicos, suelos maltratados, aguas contaminadas, entendiendo la importancia de tener nuestros ambientes lo mas amigables posibles, agradeciendo de antemano a nuestros campesinos olvidados por una ciudadanía, que vive en las principales ciudades sin conciencia alguna, del valor de nuestra comida, depende de una buena salud a futuro.
Escrito por edwin javier nieto navarro 2020 para CSe "centro de servicios especiales"
fuentes: "hambre en el mundo" diagnósticos 2018 a 2020
Greenpeace ( informe_plasticos_colombia 2018).
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